El verdadero, quizá el único, valor que tiene emprender la tarea titánica de una campaña electoral, es poder establecer contacto directo con la gente.
Nada en la contienda se compara a esa amable espontaneidad que las personas tienen para acercarse a expresar sus demandas (algunas tan difíciles, otras tan fácilmente atendibles), para compartir sus preocupaciones o la sencilla manera en que proponen soluciones simples a problemas complejos.
La sapiencia popular, sin duda, está en la calle y quien hace de la comunicación una forma de gobierno tendrá siempre a mano soluciones que sean el justo medio.
Sobre el problema del Mercado
Nada sería más sensato.
Y es que, como es obvio, en lo que resta de tiempo para llegar al día de las elecciones ediles y regionales, todos los candidatos a
Es más: de a pocos, uno a uno han empezado ya a acomodar sus lugares, mientras el clima electorero va calentando conforme pasan las semanas.
Que la autoridad competente, en este caso la alcaldesa del Santa, exprese públicamente que este peliagudo asunto deberá ser analizado y resuelto por quien tome la posta, sería encomiable: un gesto de madurez política y una forma de evitar el aprovechamiento político del referido problema.
Asimismo, significaría un alivio para las más de 3.000 familias que tienen un sustento gracias al expendio de productos en el centro de abastos y que, por lo demás, van a aprovechar todo el apoyo que les ofrezcan pero no necesariamente a votar por un solo candidato, pues no se trata de borregos.
¿Y dónde está el parque?
De otro lado, creo modestamente que la ciudadanía debería aprovechar que este tema “preocupa” tanto a nuestros políticos para exigirles un compromiso expreso (y si es posible, firmado) para que hagan realidad de una buena vez eso que todos llamamos Parque Metropolitano pero que hoy por hoy es sólo una extensión de tierra sin atractivo.
Debería aprovecharse también para que cada uno de los aspirantes al sillón edil se enteren de primera mano, todos los pormenores del lío legal que tiene en vilo a nuestros hermanos comerciantes, a las amas de casa y a las autoridades.
¿Cuántos han tenido acceso a la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional de la que tanto se habla?, ¿conocen la ordenanza que da inicio a la batalla legal por la inconstitucionalidad de lo dispuesto, en su momento, por la comuna local?, ¿qué opina el equipo técnico y/o los abogados de cada aspirante a
¿Debemos respetar o no el derecho a trabajar que tienen todas estas personas?, ¿es justo decirles no a ellos que son peruanos, mientras frente a sus puestos se alzan las tiendas del gran capital extranjero que acabará sepultando a nuestros comerciantes si no los apoyamos?
Esas preguntas, creo, son más interesantes de responder que las referidas a cuándo van a demoler los puestos, qué irá a decir o hacer ahora la alcaldesa, cómo irrumpirá ahora
¿Y los demás mercados?
Finalmente, los ciudadanos medianamente informados e interesados en el mejoramiento del sector comercio deberían exigir que tanto como en el caso de “
¿Cumplen con las mínimas medidas de seguridad?, ¿han adoptado las recomendaciones dadas en anteriores inspecciones?, ¿qué hay del proceso de privatización de todos ellos?
Más respuesta y propuestas es lo que necesitamos. O como escuché decir, jocosa y sabiamente, también en la calle: “No más análisis de la problemática, enfoquémonos en la ‘solucionática’”.
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